Diccionario

viernes, 16 de abril de 2010

Distintas versiones sobre 2 Corintios 9:7.

La Biblia de las Américas (© 1997 Lockman)Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre.
La Nueva Biblia de los Hispanos (© 2005 Lockman)Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
Reina Valera (1909)Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ó por necesidad; porque Dios ama el dador alegre.
Sagradas Escrituras (1569)Cada uno como propuso en su corazón (haga): no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama al dador alegre.

Comentario Biblico de Matthew Henry

Vv. 6—15. El dinero donado con caridad puede parecer tirado a la basura para la mente carnal,
pero cuando se da sobre la base de los principios apropiados, es semilla sembrada de la cual puede
esperarse un valioso incremento. Hay que dar con cuidado. Las obras de caridad, como todas las
demás buenas obras, deben hacerse de manera reflexiva e intencionada. La debida reflexión sobre
nuestras circunstancias, y la de aquellos a quienes vamos a socorrer, orientará nuestras dádivas al
servicio de la caridad. La ayuda debe darse con generosidad, sea más o menos, no con renuencia,
sino con alegría. Mientras algunos desparraman y aun así crecen, otros retienen más de lo que se ve
y eso lleva a la pobreza. Si tuviésemos más fe y amor desperdiciaríamos menos en nosotros
mismos, y sembraríamos más con la esperanza de un crecimiento abundante. —¿Puede un hombre
perder haciendo aquello con que Dios se agrada? Él puede hacer que toda la gracia abunde para con
nosotros, y que abunde en nosotros; puede dar un gran crecimiento de las buenas cosas espirituales
y de las temporales. Puede hacer que tengamos suficiente en todas las cosas y que nos contentemos
con lo que tenemos. Dios no sólo nos da bastante para nosotros mismos, sino además para que
podamos suplir con ello las necesidades del prójimo, y esto debe ser como semilla para sembrar.
Debemos mostrar la realidad de nuestra sujeción al evangelio por las obras de caridad. Esto será
para mérito de nuestra confesión y para la alabanza y la gloria de Dios. Propongámonos imitar el
ejemplo de Cristo, sin cansarnos de hacer el bien, y considerando que es más bienaventurado dar
que recibir. —Bendito sea Dios por el don inefable de su gracia, por la cual capacita e inclina a
algunos de su pueblo a dar a los demás, y a otros a estar agradecidos por ello; y bendito sea para
toda la eternidad su glorioso nombre por Jesucristo, el don de valor inapreciable de su amor, por
medio del cual estas y todas las otras cosas, que pertenecen a la vida y la piedad, nos son dadas
gratuitamente, más allá de toda expresión, medida o límite.

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