Diccionario

domingo, 18 de abril de 2010

El diezmo en el tiempo de la Gracia

…En realidad creo que toda discusión sobre el tema resulta estéril, toda vez que no advierto, desde mi punto de vista, un argumento teológico doctrinal contundente, que traduzca la obligación de diezmar como una norma aplicable al período de Gracia en que vivimos.En mi opinión, el mandato del diezmo es de aplicación exclusiva para el período de la Ley.
El pueblo de Israel del Antiguo Testamento, rigió su conducta, moral, religión y destino, de acuerdo a la Ley de Dios. Tengamos en cuenta que, por ese entonces, el Espíritu Santo, no habitaba en los corazones de los judíos, tal como entendemos que lo hace en los creyentes salvos a partir de Jesucristo. Hoy en día, el Espíritu Santo constituye el sello que garantiza la entrada a la Salvación. En los tiempos de Israel, la Salvación se pretendía obtener a partir del cumplimiento de preceptos legales, obviamente emanados del mismísimo Jehová. La organización social, educacional, religiosa, militar, económica, etc. estaba reglamentada a partir de la Ley. Toda la nación se regía, o debería hacerlo, por los estatutos bíblicos.
Con el advenimiento de la Gracia, todo cambia. El Pueblo de Dios ya no es una nación-estado. Las estructuras legales que daban forma a la nación hebrea no dejan de ser importantes, pero esta importancia ya no tiene que ver con su vigencia. La Ley es ahora, historia, ejemplo y fundamentalmente testimonio.
A partir de la Ley, se vio la sabiduría de Jehová en los grandes imperios de la antigüedad. Basta recordar a José en Egipto, al profeta Daniel en Babilonia, o a Jonás en Nínive.Pero, ¿es lógico pensar en aplicar la Ley en la Iglesia creada por Jesucristo? Desde lo objetivo, resultaría poco práctico. Desde lo teológico constituiría una aberración.
Con Jesucristo, el orden de Dios se establece de acuerdo a un concepto absolutamente distinto al de la Ley. Nótese que no hablo de desgobierno, sino de un nuevo status organizativo.
El Nuevo Pacto organiza a la Iglesia como un cuerpo, con Cristo como cabeza, con los creyentes como miembros y con el Espíritu Santo como la sangre, que fluye entre ellos, vivificando célula por célula, comunicando órgano con órgano, dirigiendo cada movimiento de este cuerpo que es la Iglesia.
Con la Gracia, la Ley es obsoleta. Y por cuanto el diezmar, es una norma que forma parte de ésa ley, su validez está caduca.
Para el cristiano de la Iglesia de Jesucristo, si bien creo que no es obligatorio entregar una parte de los ingresos, el compromiso es definitivamente mayor, ya que todo el ser, espíritu, alma y cuerpo, pasa a ser 100% dominio o propiedad de Cristo. El cristiano tiene que entregar todas las áreas de su vida al manejo del Espíritu Santo, con el fin de buscar la santidad, camino y objetivo.
La vida de una persona transcurre en diferentes áreas: Afectiva, social, laboral, económica, intelectual, religiosa, artística, deportiva, sanitaria, familiar, etc. Resulta una pretensión mezquina, restringir la entrega a Dios de solo un área de nuestra existencia, y mucho peor si se porcentual a un diezmo de ella.La plenitud de la vida en Cristo implica una entrega total, pero nunca obligada, pues ya no se está bajo la Ley sino de la Gracia.
En la Ley la acción de DAR es una obligación, en cambio, en la Gracia, el DAR es una bendición.
En la segunda carta a los Corintios, Pablo escribe: “El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana, ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría”En este pasaje, Pablo se expresa de manera inobjetable, acerca de cuál debe ser la medida para dar, poniendo en un nivel de importancia superior, la voluntad y la acción por sobre la cantidad.
La doctrina mas irradiada acerca del destino de los diezmos, se relaciona con el sostenimiento de los pastores, obreros, misioneros, etc. La fundamentación de tal enseñanza radica en el mandamiento dado a los judíos del Antiguo Testamento, de entregar los diezmos para el mantenimiento de los levitas. Resulta interesante que Pablo, quien en infinidad de oportunidades trató el tema del sostén económico a los misioneros y pastores, no haga mención a la obligación de diezmar con ese objetivo. Antes bien en el mismo capítulo, hace notar que todo lo que se da, debe producir acción de gracias a Dios.
La disertación más prolongada, vista sobre el tema en el Nuevo Testamento, está dada por el apóstol Pablo en su carta a los Hebreos. Recordemos y tengamos en cuenta que a éstos se les debió la aclaración, ya que a los judíos del Antiguo Testamento se los obligó por Ley a la entrega de los diezmos.
Resulta interesante que el mandato de diezmar no es convalidado por Jesucristo, para el tiempo de la Gracia que habría de venir, período que comenzaría con el Pentecostés. Tampoco Pablo plantea la obligación al resto de las Iglesias a las que envía sus epístolas.

Dr. Daniel E. Dañeiluk Médico, egresado de la UBA en 1992. Realizó postgrados en Diabetología y Medicina Forense. Actualmente se desempeña en el Depto. Médico Legal del Servicio Penitenciario Federal, como Médico Forense con jerarquía militar. Músico. Director Coral. Uno de los fundadores y primer Director de la Agrupación Hosanna. Iglesia El Faro.

1 comentario:

  1. En pocas palabras actualmente la plata va dirijida a los pastores y muchas veces con fines no optos para Dios

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